Cuando era una niña y aun arrastraba la bolsa del pan, para las vacaciones de verano siempre me iba a la casa de campo de mis abuelos a pasar algunas semanas.
Allá tenia un amigo, que era de la zona y hablaba cantadito, con el que pasábamos tardes enteras jugando a la orilla del rió, trepando a los arboles y andando a caballo.
Gracias a el, las vacaciones se pasaban volando.
Así fue año a año hasta que los dos crecimos. El era tres años mayor, por lo que la adolescencia se noto mas rápido y hubo un verano, cuando yo tenia 11 y el 14, en el que ni me pesco. Se había conseguido una polola y yo era muy chica para entender sus andanzas.
Esas vacaciones las pase pésimo Lo único que hacia era ver tele y esperar a que los días pasaran rápido para volver a la ciudad.
Al año siguiente no tenia ningún animo de irme donde mis abuelos. Me había aburrido tanto el año anterior, que ir de nuevo al campo no representaba ningún atractivo.
Pero a pesar de lo que llore y patalie, mis viejos me mandaron igual. Y allí estaba el, mas peludo, alto y fibroso.
Cuando me miro, note que su mirada no tenia nada de inocente y que era mas bien la de un hambriento mirando un plato de pollo con papas fritas. A partir de ahí no se me despego ni a sol ni a sombra y con cada paseo juntos, a mi se me llenaba la guata de mariposas.
Un atardecer, me dijo que me encontraba linda, me abrazo haciéndose el tonto y en la cima de una pradera, recibí mi primer beso.
Durante ese verano hubo muchos besos mas, de lo mas inocente porque a los 12 ni se me hubiera ocurrido entregar mi flor.
Pero llego el momento de volver a la ciudad y entre lagrimas nos despedimos, jurando esperarnos hasta el próximo verano.
( ESTA HISTORIA CONTINUARA......)
interesante me ví retratado en algún momento claro desde el punto de vista del chico...veremos en que termina o continua esto
ResponderEliminarsaludos
no en algo muy bueno para la mujer....´pero relativamente normal
ResponderEliminarsaludos real fenix.